¿En qué casos se utiliza la artroscopia de hombro?
La artroscopia es un procedimiento quirúrgico utilizado para diagnosticar y tratar una variedad de problemas articulares. Se realiza mediante la inserción de un instrumento delgado y flexible llamado artroscopio a través de pequeñas incisiones en la piel, al que se llama artroscopio. Entonces, ¿qué tiene de especial una artroscopia de hombro? Aquí te lo contaremos.
¿Qué tipos de artroscopia hay?
Hay varios tipos de artroscopias. Este procedimiento se adapta a las necesidades específicas de la condición a tratar.
Uno de los tipos más comunes es el de rodilla. Con este procedimiento se diagnostican lesiones de menisco, daño en la superficie articular o desgarros de ligamentos cruzados.
Otro tipo importante de esta artroscopia es el hombro. Ésta se emplea para problemas como los desgarros del manguito rotador el cual está en el hombro, la enfermedad del manguito de los rotadores o la inestabilidad del hombro. Durante este procedimiento, se realizan reparaciones de tejidos dañados, eliminar tejido inflamado o suelto, o realizar una limpieza general de la articulación.
La artroscopia de cadera también es relevante. Especialmente en casos de lesiones del labrum acetabular, problemas de impingement femoroacetabular o osteoartritis.
Además, existen otros tipos menos comunes de artroscopia, como la artroscopia de tobillo para tratar problemas como los espolones óseos, las lesiones de cartílago o la sinovitis. Así como la artroscopia de codo para abordar lesiones del ligamento colateral medial, osteocondritis disecante u osteoartritis.
¿Cuándo está indicada una artroscopia?
La indicación para realizar una artroscopia depende de varios factores, incluyendo la naturaleza y gravedad de la afección articular. Así como la respuesta del paciente a tratamientos conservadores.
Uno de los casos más comunes en los que se indica una artroscopia es cuando otros métodos de diagnóstico no han proporcionado información suficiente. Esto, para determinar la causa exacta de los síntomas del paciente.
Además, la artroscopia puede estar indicada para el tratamiento de ciertas afecciones articulares que no responden adecuadamente a tratamientos no invasivos. Como son la terapia física, los medicamentos antiinflamatorios o las inyecciones de corticosteroides.
Por ejemplo, en el caso de lesiones del manguito rotador en el hombro. En este caso, la artroscopia puede ser necesaria para reparar los tejidos dañados y restaurar la función normal del hombro.
Otras situaciones en las que se puede recomendar una artroscopia incluyen el tratamiento de desgarros meniscales en la rodilla o la reparación de ligamentos dañados. De la misma manera en el ligamento cruzado anterior en la rodilla, o el tratamiento de lesiones del labrum en la cadera.

¿Qué tan efectiva es la artroscopia?
Si bien la artroscopia ha demostrado ser beneficiosa en muchos casos, su eficacia depende en gran medida de la afección específica que se esté tratando. Así como de la respuesta individual del paciente al procedimiento.
En general, la artroscopia ha demostrado ser efectiva para diagnosticar con precisión ciertas afecciones articulares. Así proporciona una visualización directa del interior de la articulación y permite al cirujano realizar procedimientos terapéuticos específicos en función de los hallazgos. Por ejemplo, en casos de desgarros meniscales en la rodilla, la artroscopia puede ser altamente efectiva para reparar o extirpar el tejido dañado, aliviando así el dolor y restaurando la función normal de la articulación.
La efectividad de la artroscopia puede variar según la naturaleza y la gravedad de la afección articular, así como otros factores individuales del paciente, como la edad, el estado de salud general y la adherencia al tratamiento postoperatorio. Además, en algunos casos, la artroscopia puede no ser necesaria o no proporcionar beneficios significativos en comparación con otros enfoques de tratamiento conservador.
Es importante destacar que, si bien la artroscopia puede ofrecer mejoras significativas en la función y el alivio del dolor en muchos pacientes, no es una solución garantizada para todos los problemas articulares.
Los pacientes deben discutir cuidadosamente los riesgos y beneficios del procedimiento con su médico y considerar otras opciones de tratamiento antes de decidir someterse a una artroscopia. Un enfoque integral y personalizado es fundamental para determinar la mejor opción de tratamiento para cada individuo.
¿Cuánto tiempo dura la cirugía de artroscopia?
La duración de una cirugía de artroscopia puede variar significativamente según varios factores, incluyendo el tipo y la complejidad de la afección articular que se está tratando, así como la experiencia y habilidad del cirujano.
En general, las cirugías de artroscopia suelen ser procedimientos relativamente rápidos, con tiempos de operación que pueden oscilar entre 30 minutos y varias horas.
Por ejemplo, una artroscopia de rodilla para tratar un desgarro meniscal simple puede durar alrededor de 30 a 60 minutos, mientras que una artroscopia de hombro para reparar un desgarro del manguito rotador o una inestabilidad del hombro puede tomar entre 1 y 2 horas. Por otro lado, procedimientos más complejos o extensos, como una artroscopia de cadera para tratar una lesión del labrum acetabular o un procedimiento de limpieza articular extensa, pueden requerir varias horas de tiempo quirúrgico.
Es importante tener en cuenta que la duración de la cirugía de artroscopia no incluye el tiempo de preparación preoperatoria ni el período de recuperación postoperatoria en el quirófano. Antes de la cirugía, el paciente será preparado por el equipo médico, lo que puede incluir la administración de anestesia, la colocación de dispositivos de sujeción y la preparación del área quirúrgica.
Después de la cirugía, el paciente será trasladado a la sala de recuperación donde será monitoreado de cerca mientras se recupera de la anestesia y se le brinda atención postoperatoria inmediata.
En resumen, la duración de una cirugía de artroscopia puede variar según la complejidad del procedimiento y otros factores relacionados con el paciente y el equipo quirúrgico. Es importante que los pacientes discutan las expectativas de tiempo quirúrgico con su cirujano antes de la operación y se preparen adecuadamente para el período de recuperación postoperatoria.
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