La artroscopía es una técnica médica avanzada que permite a los profesionales de la salud examinar y tratar problemas dentro de una articulación sin necesidad de realizar grandes incisiones. Se utiliza un artroscopio, el cual es un dispositivo delgado que incorpora una cámara y una luz en su extremo, con el que proyectan imágenes detalladas del interior de la articulación en un monitor.
Este proceso está compuesto por pequeñas incisiones necesarias para introducir el artroscopio y otros instrumentos quirúrgicos que reducen significativamente el tiempo de recuperación. Así, representa una opción efectiva y menos invasiva para el tratamiento de diversas patologías articulares.
La artroscopía permite visualizar y reparar las estructuras internas de una articulación de forma mínimamente invasiva. Este procedimiento es especialmente útil para diagnosticar y tratar afecciones en articulaciones como la rodilla, el hombro o la muñeca.